El testimonio de los niños en el proceso penal es uno de los que mayor interés despierta en los psicólogos forenses desde hace al menos veinte años. El relato de los niños, niñas y adolescentes en el marco de las investigaciones penales se enmarca en la producción de pruebas válidas y más allá de las controversias y debate que este tema suscita en distintos sectores del Derecho y de la Psicología, lo cierto es que hay una demanda creciente del Derecho hacia las ciencias del comportamiento, de procedimientos científicos válidos para valorar el testimonio de los niños, niñas y adolescentes.

Lamentablemente a menudo se olvida o se minimiza la necesidad de esta apreciación reduciéndose toda la complejidad de este fenómeno a una mera cuestión de creencias y prejuicios. Los delitos contra la infancia son de los más aberrantes y crueles que pueda cometer un ser humano, pero los psicólogos forenses no estamos convocados a impartir justicia con nuestros dictámenes, sino a aportar al proceso penal sólida evidencia científica para la averiguación de la verdad, y junto con ello, aportar una mirada rica, profunda, humana, sensible y ética sobre este drama social. Ciencia y humanismo deben conjugarse de manera armoniosa.